"Podemos y debemos hacer algo más por la soledad de nuestros mayores"

Alicia considera que visitar la geografía del municipio no sólo le ha servido para que la conozcan, hecho bastante poco significativo para ella, lo verdaderamente interesante y sorprendente a la vez es la cantidad de cosas o de situaciones que se descubren y que normalmente pasan totalmente inadvertidas, y es, por ejemplo, el considerable volumen de personas que viven solas, y muchas de ellas dependientes.

Para esta saucera, amante de las causas perdidas y, sobre todo, apasionada, como dicen muchos de sus amigos, urge realizar cuanto antes un censo de personas mayores que se encuentren en esta situación y que requieran atención. Si bien es cierto que son muchos los mayores que reciben atención domiciliaria en cuanto a servicios de limpieza e higiene se refiere, considera que no es suficiente, que las personas en esta situación precisan de otra serie de prestaciones no menos importantes para hacerlas “sentir vivas”.

Nuestra sociedad y, por qué no decirlo, nuestras instituciones aún consideran y denominan atención domiciliaria al simple hecho de que una o dos profesionales se desplacen a los hogares, aseen a nuestros mayores, los sienten en un silla, le den de comer, a muchos de ellos les cambian el pañal, y todo ello en un tiempo récord porque hay que desplazarse a otro hogar. No, creo que no es suficiente, nuestros mayores necesitan y tienen derecho a algo más, son seres humanos, con necesidades, con diversidad funcional o no.

También le ha llamado poderosamente la atención un importante porcentaje de la población afectada por problemas de salud mental y que, por tanto, también precisan la atención adecuada, no tanto médica, que probablemente ya se le esté proporcionando, sino de inclusión en la sociedad en la que conviven, por lo que se le debe también atender en espacios lúdicos o escolares. Y por supuesto, tampoco debemos olvidarnos de otra serie de personas con diversidad funcional, puesto que en muchas, muchísimas ocasiones las barreras arquitectónicas las limitan considerablemente, y no es precisamente este municipio el que ofrece facilidades para una inclusión social.

Pero esta preocupación con la que, prácticamente, he convivido a lo largo de toda la vida y que me ha acompañado en mi carrera profesional no ha hecho más que recrudecerse en estas últimas semanas, no sé si porque lo he vivido más de cerca o que cada vez soy más sensible con causas de este tipo si los implicados son conocidos, o parientes de mis amigos.

A esta preocupación por los colectivos sensibles, por darle una denominación, también se ha sumado otro hecho que, si de momento no llega a ser preocupante, sí que en el futuro podría serlo, y es la ausencia de lugares de ocio “saludable” que generen entretenimiento, y no centrarse casi que únicamente en el bar como único recurso, puesto que muchas veces lo verdaderamente importante no es el fútbol, el automovilismo o cualquier otro deporte, sino la gran cantidad de alcohol que se ingiere durante su celebración, con una más que previsibles consecuencias en el hogar y en el futuro personal, tanto del propio afectado como de su familia.

Tampoco podemos desatender las diversas manifestaciones de violencia que, si bien, no son muy visibles aún, si que que existen y se producen en silencio, y muchas veces oculta en rincones  insospechados, y practicadas no sólo por hombres, sino también por mujeres, hacia personas mayores, hacia niños y también hacia animales. Y ante todo estos atropellos o injustas situaciones mi deber como ciudadana es alzar la voz, denunciar o realizar un llamamiento público a quien tenga competencias en ello y garantizo que si las urnas se decantan por nuestra fuerza política, mi primera tarea está ya bastante clara y la línea de trabajo que tengo el firme propósito de seguir, creo que también, por tanto, en tu corazón está que yo pueda hacer por nuestros mayores lo que otros deberían haber hecho y aún permanecen impasibles e insensibles con estos colectivos.

Emoción e ilusión, queridos ciudadanos

Emocionado, pero sobre todo ilusionado queridos ciudadanos, por la oportunidad que me ha ofrecido este partido político para alcanzar una anhelada y vetusta ya aspiración, la de representar y gestionar los intereses de nuestro querido pueblo, porque trabajar, ya hace tiempo que lo venimos haciendo, no sólo yo, sino también el grupo de compañeros que me acompañan en nuestra candidatura, sin olvidarnos, por supuesto, de otras muchas persona que también han querido contribuir con sus experiencias personales para que nuestra fuerza política ofrezca un listado de acciones encaminadas a hacer de San Andrés y Sauces una mejor ciudad para vivir.

Podemos garantizar que elaborar un programa electoral o una línea de trabajo realista, acorde a las circunstancias de nuestra población y pensando a medio y largo plazo como principal objetivo, no ha resultado nada fácil ni sencillo, y con toda probabilidad poco rentable desde el punto de vista electoral porque, seguramente, el bienestar y las comodidades ciudadanas proporcionan poco importan a algunas personas, puesto que en muchas ocasiones las urnas prefieren votos con embaucadoras promesas, disfrazadas sobre todo de cemento, ladrillo y asfalto.

Y por supuesto que estos tres materiales a los que tanto se cita en los periodos electorales son más que necesarios, no nos cabe la menor duda, pero entendemos que también se debe ejercer un control sobre los mismos y priorizar otras serie de necesidades, como por ejemplo, las sociales, ya que las personas son muy por encima de todo nuestra principal razón de ser. Le mentiría si pensara lo contrario, y le garantizo, que de obras e infraestructuras, algo he podido aprender tanto en la Universidad como en las diferentes empresas para las que he trabajado como Ingeniero.

Le engañaría si le dijera que San Andrés y Sauces es un municipio próspero, porque no lo es, su economía se encuentra en un decadente proceso, y por tanto, no podemos mirar para otro lado, y por supuesto, tampoco somos ni pesimistas ni alarmistas, somos sensatos, pero todo queremos ser prácticos, poniendo en marcha las acciones necesarias que, si no reviertan la situación sí que la mitiguen. No hay que ser demógrafo para darse cuenta del despoblamiento y el envejecimiento de nuestro municipio. Y lo que verdaderamente nos debe preocupar y bastante, la escasa natalidad, que sin lugar a dudas debe ser una, por no decir la principal, tarea que debamos afrontar conjuntamente, y no sólo nuestra fuerza política, sino también la que decidan las urnas. Debemos ser conscientes ya de la gravedad que supone el hecho de que nazcan muy pocos niños en nuestro municipio, lo que nos obligará a reestructurar nuestra sociedad. Nos hemos parado a pensar qué haremos, por ejemplo, con los colegios dentro de diez o quince años, cuando los trece niños nacidos el año pasado alcancen la adolescencia. ¿Los mantendremos abiertos si no hay alumnos?

En un municipio en el que las defunciones son cuatro veces superiores a los nacimientos, en el que además se pierde población constantemente, no puede catalogarse de próspero, y el que lo haga podría incurrir en una temeridad. Si los jóvenes abandonan su territorio lo hacen principalmente por falta de oportunidades laborales, y si el entramado económico no genera empleo, no acapara el interés de los jóvenes, y esa es la verdadera realidad.

Por tanto, querido ciudadano, en estos momentos de incertidumbre e inestabilidad, es fundamental contar con representantes que analicen la realidad, que conozcan las necesidades y preocupaciones de nuestra gente, y sobre todo que trabajen con dedicación y honestidad en la defensa de nuestros ciudadanos, y por ello y a lo largo de estas páginas les invito a conocer nuestras propuestas y nuestro equipo de personas, y a que se sume a esta ilusionante andanza. Juntos podemos hacer de San Andrés y Sauces una ciudad mejor para vivir, trabajar y, sobre todo, disfrutar.

Gracias por su atención y esperamos contar con su apoyo en estas elecciones.